Estamos en guerra: ¿El periodista debe arriesgar su vida por el oficio?
En México, son constantes los asesinatos contra policías municipales o de alguna dependencia de gobierno. Apenás ayer, el diario mexicano La Prensa informó sobre la muerte de un elemento de la Policía Federal Preventiva en el estado de México, de acuerdo con versiones tanto ciudadanas como de periodistas esta muerte, como muchas otras, está relacionada con una constante: la inmersión de los elementos policiacos en el negocio de las drogas.
Esto no puede sino demostrar la fragilidad del sistema y que los ciudadanos estamos en manos de policías que podrían ser nuestros próximos victimarios.
Por lo tanto,el periodista al no encontrar un respaldo gubernamental puede tomar algunas opciones: autocensurarse, renunciar al oficio, involucrarse (asumiendo un rol de complicidad), o bien, denunciar, ante esta última opción se arriesga a morir y también a ser desmentido con argumentos lógicos, aunque no éticos ni verdaderos.
¿Qué debe hacer el periodista al enfrentarse ante una clara complicidad entre las autoridades y las mafias? Parece sencillo responder, cualquiera diría sin temor a equivocarse que por obvias razones el periodista debe denunciar, ser fiel a sus lectores, cumplir con su función, pero en la realidad mexicana ¿cuántos lo hacen o lo han hecho?
El ciudadano exige información verídica, pero no da ningún respaldo. Las autoridades exigen pruebas, en lugar de dar cobijo, y los editores o jefes se vuelven otro muro que sino está de acuerdo con la visión periodistica del reportero podrían ponerle trabas.
No es fácil, aunque parezca, mucho menos si está de por medio la vida. Quién dijo que era fácil decidir, quién dijo que en nuestro oficio todos eran valientes, quién dijo que nuestro oficio diría la verdad.
¿Crees que los periodistas dicen la verdad?
Esto no puede sino demostrar la fragilidad del sistema y que los ciudadanos estamos en manos de policías que podrían ser nuestros próximos victimarios.
Por lo tanto,el periodista al no encontrar un respaldo gubernamental puede tomar algunas opciones: autocensurarse, renunciar al oficio, involucrarse (asumiendo un rol de complicidad), o bien, denunciar, ante esta última opción se arriesga a morir y también a ser desmentido con argumentos lógicos, aunque no éticos ni verdaderos.
¿Qué debe hacer el periodista al enfrentarse ante una clara complicidad entre las autoridades y las mafias? Parece sencillo responder, cualquiera diría sin temor a equivocarse que por obvias razones el periodista debe denunciar, ser fiel a sus lectores, cumplir con su función, pero en la realidad mexicana ¿cuántos lo hacen o lo han hecho?
El ciudadano exige información verídica, pero no da ningún respaldo. Las autoridades exigen pruebas, en lugar de dar cobijo, y los editores o jefes se vuelven otro muro que sino está de acuerdo con la visión periodistica del reportero podrían ponerle trabas.
No es fácil, aunque parezca, mucho menos si está de por medio la vida. Quién dijo que era fácil decidir, quién dijo que en nuestro oficio todos eran valientes, quién dijo que nuestro oficio diría la verdad.
¿Crees que los periodistas dicen la verdad?
Etiquetas: Periodismo